Conclusiones del Insomnio

Disfrutad de esta idea, saboreadla. Consolaos con ella:
Hay alguien más rayado que vosotros.

domingo, 15 de mayo de 2016

Tóxico

Tengo miedo.
Miedo de obtener respuestas. Miedo de encontrarlas antes de dejar de buscar.
Tengo miedo de que conocer los detalles no me sirva para mejorar.
Me da pánico la certeza y sin embargo la deseo para poder tener paz.
La deseo tanto como a ella y me da tanto pánico como volver a caer.
Me da miedo no poder ser consecuente con el alejamiento que prometí por lo mucho que me importa no tenerla en exclusiva,
No se si quiero que me la borren o tatuarme las marcas que un día me hizo.
No sé si quiero que mi puerta suene de nuevo y sea ella. No sé si quiero que me busque.
No sé si sus abrazos son igual de cómodos, si sus labios son igual de suaves o si sus gemidos son igual de sinceros ahora que los comparte con otros.
No se si sus noches son tan vacías como las mías, a pesar de que ella sí sea capaz de llenar la cama con otro.
No sé si me echa de menos. No sé si se arrepiente de algo. No sé si pretende que crea su versión...no sé si quiere que la olvide.

Siento rabia.
Rabia por que mis ganas de verla no superan el rencor que le guardo. Rabia por haber perdido.
Rabia porque otros dedos viajan por la espalda de un cuerpo que hace nada se proclamó como mío.
Rabia de que me digan que no fui sustituido y sin embargo mi hueco ahora lo ocupa más de uno.
Rabia porque ese daño se podría haber evitado si se hubiese parado a pensar en lo que ese gesto ha destruido.
¿Cómo coño asume uno que le quieren igualmente aunque sea otra persona quien se entierra entre sus piernas?
¿Cuál es el camino rápido? ¿Cuál es el camino recto? ¿Cuál es el luto correcto? ¿Donde entierro lo que es suyo?
Me enveneno con el tiempo. Ya no hay con quién luchar la guerra. Sólo esperar que se acabe, disparando al aire la poca munición que queda.
Porque claro que no le da igual, pero no le importa lo suficiente. Claro que me entiende, pero no como para evitar herirme. Claro que me espía, pero ya no tiene prisa por tenerme. No le tienta intentar aclarar nada.
Porque sabe que las decisiones que ha tomado han cambiado el juego. Que la quiero pero que quizás logre rechazarla. Y en ese caso, bueno... no vale la pena el esfuerzo de intentar conservar algo que horas después de mi marcha, pudo ver que no era nada.
Que mi cama está vacía, que está fría, que es enorme. Pero que hoy no quiero llenarla con cualquiera que no sea ella. Que ojalá con cada lágrima, me secara por dentro, ojalá tras cada lloro, me acercara a no extrañarla.

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